Iria G. Parente

★ 3/3.5

No creo que me extienda mucho, al fin y al cabo es un libro muy denso, muy largo, y si quisiera analizar punto por punto cada cosa que me ha gustado o no he sabido encajar bien podría tirarme tres años.

Creo que se merece cuatro estrellas. Joder, se merecería cinco por los plot twists, la evolución de los personajes, las intrigas políticas que me han dejado con ganas de seguir devorando esta saga. Una vez más, Iria y Selene consiguen extender la red de Mab, y hacen que todavía siga siendo mejor villana –y personaje, todo sea dicho– de lo que ya era antes.

Eirene sigue el mismo camino, o mejor aún. Es cierto que en el primer libro tiene mucho carácter infantil, y aquí se ve cómo madura. Merece la pena verla crecer así, aunque las pase canutas.

Drake ha pasado de pesado, a insoportable, pero al final se ha redimido y he terminado cogiéndole algo de cariño. ¿Tiene que ver esta tirria mía con mi insana predilección por Seaben? Probablemente. ¿Me arrepiento? No. O al menos no del todo.

Uno de los puntos flojos a mi parecer ha sido precisamente Seaben. Se ha visto cómo las dudas se llevaban lo mejor de él, y las revelaciones finales le dejan por tierra (quiero decir, que te mientan a la cara y envenenen para ocultar tu verdadera naturaleza es una putada). Pero su evolución, su tan esperadísimo desarrollo, me ha decepcionado un poco.

Ha cambiado totalmente en cuestión de dos páginas. Y no me gusta eso, porque considero que por mucho que una persona sufra, hasta que su personalidad sea el polo opuesto tiene que pasar mucho tiempo. Y en realidad, toda la trama transcurre en qué, ¿un par de meses a lo sumo? Teniendo en cuenta que Seaben se pasa tres semanas aprox. en la cama, se me hace raro que tan de repente deje de ser el príncipe cruel, frío, calculador y egoísta que era en Alianzas.

Eso es uno de mis peros, y casi el que más ha pesado a la hora de puntuar el libro porque lo dicho, Seaben estaba en mi top 3.

Otro, el tema de que los besos de amor verdadero rompen hechizos. Como recurso está genial, precioso, muy dulce y bonito. Pero de ahí a usarlo como excusa para cuando algo no tiene solución... Es que si mal no recuerdo, hay CINCO besos de amor verdadero que muy precariamente avanzan la trama porque daba la sensación de que las autoras no sabían muy bien cómo salir del lío en el que habían metido a los muchachos.

Quiero decir, estando en Astrea, cuna de la magia, con una señora torre de magia, y con Moira que según se cuenta es un cerebro con patas, ¿por qué meter no uno, no dos, sino cinco besos de amor verdadero? ¿Dónde está la gracia de ese recurso cuando se sobreexplota?

Llega un punto en el que Seaben y Eirene se dan un beso y con eso rompen el efecto de una poción multijugos of sorts. Vamos a ver. Vamos a ver xd.

Y ya acabo: sé que soy tiquismiquis. Sé que exijo mucho de los libros que leo. Pero... Meter la palabra “pecado” en un libro de fantasía sin haber profundizado en la religión lo suficiente como para que esa palabra tenga sentido, no sé. Me lleva a pensar en el cristianismo, y no tiene cabida cuando en Faesia se alaba a las estrellas y los dioses, de los que se sabe tan poco que la connotación de esa palabra no está dentro del contexto de /esa/ religión, sino del cristianismo.

Seguro que con el arte que tienen las autoras no habría sido difícil meter alguna metáfora que sustituyese esa palabra.

Y ya. Me callo. Fin. Gracias por traerme a Eirene, la echaba mucho de menos.

PD: quiero una novela de Itsvan, se la merece.… (plus d'informations)