La capilla en cuestión es una pequeña obra mezcla de mudejarismo y renacimiento, edificada hacia 1540 anexa a una parroquia hoy desaparecida, por un intelectual local, al parecer relacionado con círculos erasmistas y que acabó sus días viviendo un dorado exilio en Roma, donde frecuentaba a gente más o menos importante. Como curiosidad, el fundador quiso que la capilla contase con un segundo piso destinado a biblioteca pública, lo que no llegó a ejecutarse nunca. Hoy la capilla está cerrada y semi-abandonada, pero no parece que sea nada del otro jueves. Seguramente se merecería una limpieza y una puesta en valor dentro de un pequeño circuito por Guadalajara, tan escasa de cosas que ver, pero no merece la pena ir hasta allí sólo por verla.

En cuanto al librito, hecho por encargo, es obra del cronista oficial de la ciudad, de campanudo verbo y no menos campanuda erudición. Como uno lo lee sabiendo lo que hay, no se enoja demasiado por el afán de meter al protagonista poco menos que en la cama con Erasmo, aunque sea a base de suposiciones e hipótesis. Cada cual se esfuerza por ensalzar a sus paisanos, y más el cronista oficial, que para eso le pagan. La descripción artística es, más que técnica, aburrida, si bien, por lo general, todas lo son, así las redacte García Márquez. ( )