Como parte de sus continuos esfuerzos para organizar buenos matrimonios para sus hermanas, Alexander, el laird de Kinfairlie, dirige su atención a la testaruda y obstinada Vivienne, organizando su secuestro por el pretendiente que la había rechazado años antes, pero lo que no sabe es que el secuestrador es en realidad otra persona.
Como una heroína en un cuento antiguo, Vivienne esperó en la cámara más alta de la torre de Kinfairlie a su amante predestinado. En la oscuridad, él fue a por ella, cubierto y encapuchado para que ella no viera su rostro. La amó dulcemente, a fondo ... y Vivienne supo que había encontrado su destino.
Pero a la luz de la mañana, su sueño se rompe. Erik Sinclair de Blackleith no es un héroe romántico, sino un guerrero desheredado que arregló su secuestro para recuperar su propio legado.