«Tocaia grande» es un texto que surgió de la necesidad del también responsable de obras como «Capitanes de la arena» y «Doña Flor y sus dos maridos» de ofrecer una historia sensible, realista y con gran carga humana que permitiera realzar la imagen de todos los seres anónimos que contribuyen a armar una sociedad. Bajo este deseo surgió «Tocaia grande», un libro que intenta develar «la cara oscura» de una urbe brasileña para demostrar que las bases de ella no las establecen los hombres que, un buen día, inauguran un busto en una plaza sino los individuos simples que luchan a diario por sobrevivir y mejorar su realidad.

En este impactante universo ideado por Amado son muchos los personajes que consiguen destacarse, pero para comprenderlos y valorarlos no basta con presentarlos aquí como marginados, inmigrantes, gitanos, prostitutas o negros que dejaron de ser esclavos, sino que hay que dejarse atrapar por toda la novela.

Si, por esas cosas que tiene el destino, alguna vez llega a sus manos un ejemplar de esta obra, no duden en aprovechar la oportunidad para permitirle a este magnífico autor brasileño narrarles una historia repleta de cuestiones de alcance social, entre las cuales se pueden citar los prejuicios, los estereotipos y la discriminación, que vale la pena analizar ya que están presentes en toda comunidad. ( )

con dedica non so di chi. manca sovracopertina

A fines del siglo pasado e inicios del actual, en la inhóspita y fértil selva del sur de Brasil, surge Tocaia Grande (Emboscada grande), sitio de majestuosa belleza que poco a poco crece: de caserío se convierte en villorio, luego en aldea, después en pueblo y posteriormente casi casi en ciudad. Jorge Amado recurre al mismo mensaje de sus demás novelas: la denuncia, y nos recuerda que la civilización siempre vuelve por sus fueros.

1a. Edição - 150mil exemplares

La idea estaba ya en germen en Tierras del sinín. Tocaia era apenas un poblado al sur de Bahía, en la región del cacao, que se transformó en una importante ciudad llamada Irisópolis. "Me dediqué a contar la formación de una comunidad humana- dice Amado-. Quise descubrir y develar su cara oscura, aquella que fue barrida de los libros de la historia por infame y degradante...Los verdaderos constructores de una ciudad no son los que inauguran la plaza con su busto, sino la gente simple, del pueblo. Inmigrantes, prostitutas, negros recién salidos de la esclavitud, mas de trescientos personajes desfilan en este mundo mítico, fantástico y fatalista a la vez. ( )