Érase una vez un rosal que daba rosas blancas y una ventana abierta que dejaba ver una mesa sobre la que alguien dejó un libro. Con hermosas ilustraciones realizadas en bellos colores que recuerdan el austero paisaje castellano, vemos aparecer a los protagonistas de esta hermosa historia que encantará por iguala a niños y adultos. Andrés es un anciano y camina con pies cansados. Con él vive Lucas y también los acompaña un ruiseñor que tiene el hábito de frecuentar el rosal. Las estaciones pasan y llega el frío del invierno. Con él surge el temor de que las rosas no resistan la helada y que finalmente no puedan florecer. Cierto día se produce un golpecito en la ventana: es el ruiseñor que quiere entrar. Tras él hay un gato al acecho. La escena siguiente nos muestra a Lucas, Andrés, el ruiseñor y las rosas blancas.