Siempre he sido fan incondicional de Torrente, así que me he puesto a colmar lagunas, porque tiene muchísimos libros que no he leído y supongo que me estoy perdiendo cosas buenas.

Este es uno de esos libros que quedan eclipsados por una película buenísima, fiel, con buen guion y reparto inmejorable, así que lo fui dejando hasta que el otro día no podía dormir y me tentó.

No me ha decepcionado, aunque es imposible que no desfile la película (que debo de haber visto tres o cuatro veces) por tu cabeza a medida que vas leyendo. Es un libro cortito, de lectura relativamente rápida, lleno de chispas maravillosas y más sugerente que la película, que da por hechas cosas que el libro apenas apunta con ironía. Hay imágenes de la película, como el follaje en la iglesia o las medias de Marfisa, que no se me podrán borrar nunca de la cabeza y no paraba de verlas mientras leía. Cuando una novela da una buena adaptación al cine, la película se come la novela si te descuidas.

Me quedo con ese humor sabio de Torrente, que no se parece a nada, en medio de situaciones pintorescas y llenas de una jubilosa lujuria que lo arrasa todo. En el fondo pasa como con Cunqueiro, que es muy gallego, en todas sus novelas hay retahílas y santa compaña, solo que en esta son coros de frailes rezando y alegres cortesanas retozando.

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Tras pasar una noche con Marfisa, la más hermosa cortesana de la villa, y admirar la belleza de su cuerpo, el Rey solicita ver a la Reina desnuda. El capricho y la aventura del monarca llegan a oídos del Gran Inquisidor, del Valido y de toda la corte. El Estado y un sector de la Iglesia, representado por el padre Villaescusa, se opondrán al deseo real ya que ven en él la causa de graves dificultades para el país. Pero el diabólico conde de la Peña Andrada y un jesuita, el padre Almeida, apoyarán al joven rey y harán todo lo posible para que los jóvenes esposos puedan encontrarse.

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Dedicatòria autor *** / 1990 SJordi teatre Pigmalió Vall Tenes