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Comprend les noms: Swafford Jan

Œuvres de Jan Swafford

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Date de naissance
1946-09-10
Sexe
male
Nationalité
USA
Études
Harvard College
Yale School of Music
Professions
composer
author

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Critiques

Beethoven, el genio romántico, hombre atormentado y fascinante capaz de componer las piezas más sublimes, vivió su tiempo con extraordinaria intensidad. Jan Swafford recrea de manera amena y profunda la vida del hombre, del compositor y del genio. Partiendo de la Bonn de la Ilustración en la que Beethoven creció y se empapó del racionalismo y el antidogmatismo que darían forma a su obra posterior, hasta Viena, capital de la música europea donde el compositor culminó su carrera, acompañamos al músico en las múltiples vicisitudes de su vida: la incomprensión de la crítica, su delicada salud, sus fracasos amorosos y su irremediable sordera, que no impidieron su consagración como genio mítico. Un libro hermoso, convertido ya en una obra de referencia.

Parecía difícil leer en castellano una biografía de Beethoven que superase la de Jean y Brigitte Massin (Turner, 2003), especialistas que reunieron con metódico rigor los documentos más relevantes del compositor de Bonn. Esta obrade Jan Swafford (Chattanooga, Tennessee, 1946), posterior a la citada, tiene una intención más narrativa y psicológica, y trata de comprender mejor al hombre que fue Beethoven. Además, da cuenta a grandes rasgos de las ideas que dominaron la época en la que vivió y con las que él armó su ideario. Beethoven fue un ilustrado antes que el romántico que quisieron ver en él críticos musicales como E.T.A. Hoffmann. Tampoco se olvida Swafford de caracterizar a los personajes más importantes que rodearon a Beethoven, de quienes traza vivas semblanzas. Asimismo, repasa de manera somera los acontecimientos históricos. Y, como no podía ser de otro modo en la biografía de un músico, comenta con profusión las singulares obras de Beethoven. Como profesor de musicología en el conservatorio de Boston y compositor, Swafford consagra páginas esclarecedoras a revelar la magia de las composiciones más señeras de Beethoven, aunque sin cargar al lector, puesto que sus explicaciones son amenas y comprensibles hasta para los no versados en música.
Así que en esta biografía —cuyo subtítulo es “Tormento y triunfo”—, muy bien traducida por el crítico musical Juan Lucas, el autor norteamericano presenta a un Beethoven muy personal sin por ello inventarse nada, pues sólo se basa en testimonios fidedignos.
Los rasgos de carácter del biografiado están claros desde el comienzo de la narración; enseguida sabremos que ya desde niño Ludwig van Beethoven (1770-1827) fue tosco y huraño, violento en sus sentimientos y en sus ademanes, aspectos que se agudizaron con el paso de los años. Fue un hombre de baja estatura, moreno —casi meridional—, de semblante más bien adusto; serio y poco dado a la jarana, al contrario que su padre, Johann, que era afable y amigo de juergas y terminó sus días destrozado por la bebida; en esto sí lo secundó el hijo, quien también fue un gran bebedor.
Gracias a la tozudez de este padre parrandero Beethoven se convirtió en un virtuoso musical. Johann, celoso del talento y las ganancias de Mozart, paseado por su progenitor Leopold por todas las cortes europeas cuando niño para que deslumbrase con su virtuosismo y ganase dinero, quiso también que el pequeño Ludwig fuera un superdotado que le llenase los bolsillos de oro. Con este fin el padre sometía a su vástago a duras jornadas de ejercicios al teclado; así, entre broncas y alguna paliza, afloró el talento innato que en verdad poseía el hijo. Sólo “mi infinito amor a la música —dirá años más tarde Beethoven—, me permitió superar esta dura infancia y sacar más tarde todo el jugo a los conocimientos tan duramente adquiridos”.

Johann consiguió en parte lo que quería, porque Ludwig pudo ganarse el sustento con la música siendo todavía muy joven, y fue un sostén para la familia. Empezó como virtuoso del teclado (clave, pianoforte y piano); más tarde, gracias a provechosos mecenazgos de ricos admiradores, pudo alejarse de Bonn y trasladarse a Viena, donde recibió algunas elecciones del mismísimo Haydn, el más célebre compositor de la época.
En Viena pudo vivir con holgura de sus conciertos como pianista y de sus propias composiciones. Nadie era tan bueno como él en el arte de la improvisación. Swafford describe el ambiente de los aristocráticos salones vieneses, a los que se invitaba a destacados músicos para que brillaran con sus conciertos, y en los que a menudo tenían lugar competiciones entre virtuosos: Beethoven triunfaba siempre. Además de estas exhibiciones, aquel tipo tosco y desaliñado, que llevaba el pelo suelto y alborotado en una época de pelucas, que se mostraba arrogante con sus semejantes, cosechó una fama inusitada también como compositor.

A sus veintisiete años, cuando su talento más florecía, irrumpió en su vida la enfermedad: una dolencia de oído que le causaba tremendos ruidos internos, y que amenazaba con dejarlo sordo. Su misantropía se agudizó aún más por el quebranto de su salud. Empezó entonces para él una época desesperada, jalonada de temores y vanos intentos de curación, y que terminó con una crisis que dio un giro drástico a su destino. En 1802, supo que no se curaría de la sordera y que tendría que dejar de tocar el piano. A partir de entonces se volcó en la composición: tendría que vivir sólo de ella y renunciar a los ingresos de los conciertos.

Aquel hombre consagrado por entero a la música se aisló en su trabajo y en un mundo para sí. Ciego para simpatizar con sus congéneres, incapaz de ponerse en el lugar de otras personas, las manejaba, sometía o despreciaba; “era incapaz de amarlas”, dice Swafford. Aunque sí tuvo amores y amoríos; algo se sabe de una célebre “amada inmortal” secreta con la que han especulado todos los biógrafos sin llegar a descubrir su identidad; pero ninguno de sus amores tuvo consecuencias determinantes en su vida, que se abismó en una honda soledad.

Swafford lo narra todo con detalle; emocionante es la parte dedicada a este amor desconocido, pero también la semblanza de los últimos años, cuando Beethoven se empeñó en oficiar de padre para su díscolo sobrino, hijo de un hermano fallecido. Se ilusionó con convertirlo en una persona sensata, y esto le causó innumerables trastornos.

Entre enfermedades, éxitos magníficos y profundos desánimos, la vida de Beethoven sólo halló verdadera recompensa en la música. Mientras vemos cómo él languidece y se desespera entre tormentos y desdichas, los cuartetos de cuerda, los tríos y quintetos, las sonatas para piano, las sinfonías, Fidelio, la Misa Solemne… resuenan elocuentes y triunfantes en las páginas de esta extraordinaria biografía
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Jmmon | 7 autres critiques | Aug 24, 2023 |
This large (600+ pages as well as appendices, footnotes) is a comprehensive and scholarly biography; the reader needs to be prepared to put in the work to appreciate it fully. I was unable to understand the sections of musical analysis, even though they look to be at fairly basic level. That still left a large but well focussed text which takes one through every year of Brahm's life and his sprawling relationships with other composers, singers, critics, etc. It's an interesting search through a complicated personality who had many friends but whose behaviour towards them was often appalling. Swafford is American, and the non-American reader must be prepared for a somewhat cosy and American way of writing. He is plainly on Brahms' side (not always the case with biographers) and the book is written with affection but not sycophancy. If you have the time and interest, read it.… (plus d'informations)
 
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ponsonby | 9 autres critiques | Aug 13, 2023 |
There is a lot here to like, so why am I only giving this ... large ... book 3.5 stars? Well, shoot, who knows about stars anyway -- it's all subjective, right? Anyhoo, I came away from Swafford's bio feeling like I had read a big lumpy book about a big lumpy man. With someone as ... crusty as JB was, it would have been nice to have had a biography that skipped about -- not lightweight, mind, but light-handed. That's not Swafford.

Apparently this book caused some controversy in musical circles because of Swafford's embracing stories of JB as a young'n playing piano in tough Hamburg bars and whorehouses ... and running with this as a thing that underlay a good hunk of his otherwise difficult-to-fathom personality. Charles Rosen, who is cited several times in this text, took Swafford to task for this in no uncertain terms, and Swafford stuck to his guns. Was he right to do so? Hell, I don't know -- it does feel, superficially, to make a kind of intuitive sense.

I will be grateful to this book for steering me in the direction of specific pieces of Brahms' music. But I confess it was a chore to get through all 600+ pages.
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½
 
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tungsten_peerts | 9 autres critiques | Dec 30, 2022 |
This is another book that caught my eye in the new books area of our city's main library. One of those books that you take off the shelf and immediately know you have to read. It isn't like I am unfamiliar with classical music or composers but when I read the cover blurbs and a little bit of the introduction I knew I would find a lot to learn in this book.

In the introduction, Swafford suggests listening to the pieces he recommends as he talks about the individual composers and their pieces in his essays. I did just that but realized about halfway through the book that there would be no way to finish it without returning it to the library if I listened to every classical music piece on Spotify or Youtube. Nonetheless, I still ended up putting a bunch of music CDs on hold just because I want to listen to some of his suggestions more and I also spent whole evenings just watching classical music performances on Youtube....oh, and by the way, watch this one....I can't get enough of it....https://youtu.be/9rAd0-pTuU8. It is Dvorak's Violin Concerto in A Minor...the finale at the 23:20 mark just makes me smile.

One of the best parts of Language of the Spirit for me was learning about the history of classical music from medieval times to modern and the explanation of some of the jargon/terminology used. An essay introduces each historical musical period...baroque, classical, modern, etc...I was reminded of the World History class I had in high school which covered some of the same ground but via famous pieces of art rather than music.

I really wish I owned a copy of this book as it would be something I would return to in order to explore the works of a different composer each time...especially from the Classical period. I tend to really like the modernists like Bartok and Shostakovich but I also realized I like a lot of shorter pieces like Bach's sonatas and partitas, and as usual I have a strong affinity for string instruments, especially played solo or as part of a small ensemble.

Finally, Swafford is an engaging writer and you can tell he is passionate about many of the composers and their music. I was never bored and found myself deeply interested in all the essays and especially when I came to the individual essays on composers whose music I listen to frequently.

So, I highly recommended Language of the Spirit to anybody who loves classical music like I do and do exactly as the author recommends and listen as well as read.
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DarrinLett | 1 autre critique | Aug 14, 2022 |

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